Desapareció tu ser y hasta a tu sombra te llevaste,
y en la valija muy repleta, van los sueños que forjaste,
temblaron las paredes y se desvaneció rota tu foto
cuarteados vidrios destruyeron vestigios que dejaste.
Te llevaste hasta tu sombra que proyectaba la lejana luz,
te llevaste los aromas dulces que gritaban tu presencia,
te llevaste tu perfume y hasta las mas infimas prendas,
que acompañaban la rutina de mis tardes holgazanas.
Te llevaste hasta tu sombra y el eco de tu voz y de tus pasos,
la imágen del espejo en las mañanas, con tu barba enjabonada,
el timbre de tu voz con mi nombre entibiando mi cuello,
y hasta mi sombra proyectada en la rutina casquivana.
Y yo quedé con mi rostro clavado en mis enjuntas piernas,
buscando tu sombra reflejada en el trasluz bajo la puerta,
ansiando el sonido de la llave buscando en inquietud la clave,
pretendiendo sortear el paso que ponía murallas a tu marcha.
Y te marchaste y te llevaste hasta la sombra de tus manos,
y mi mundo se vovió pequeño de laberintos y de espectros,
en tu ausencia me dejaste velos constantes en mis ojos,
y unos sueños que temen a la noche y van sobresaltados.
Si te fuiste y te llevaste hasta a tu sombra, que era mía
la misma que una clara noche contra el cielo reflejaba,
me cubriré con las sombras de tinieblas lamiendo mi dolor,
calentándome en las brazas que olvidaste de apagar.
Ross.d.d.
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