Corre la duda, como río tormentoso,
arrastrando setos y cercos,
como diamante, con punta afilada,
lamiendo la belleza del vidrio
y tras un mínimo embiste,
se cuartea la belleza de magia,
y se divisa el vacío aterrante,
exponiendo el gris paraíso,
de una ilusión despejada,
pintada con óleos fatuos,
una ilusión… lo que nunca existió.
arrastrando setos y cercos,
como diamante, con punta afilada,
lamiendo la belleza del vidrio
y tras un mínimo embiste,
se cuartea la belleza de magia,
y se divisa el vacío aterrante,
exponiendo el gris paraíso,
de una ilusión despejada,
pintada con óleos fatuos,
una ilusión… lo que nunca existió.
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