Un poeta grande o pequeño nunca calla,
Un mar como se quiera en calma o en reposo,
Así camina, entre lo pasivo y tempestuoso.
Un poeta llora y con sangre escribe,
Suspira y piensa en lunas cálidas de agosto,
Sufre y se compara con el nazareno,
Y ríe, semejándose al guasón sin alma.
Mal herido, atraviesa desiertos desolados,
Y bebe de manantiales engañosos,
Otras, sale ileso de nauseabundas fauces,
Y le sonríe desde el Everest, al mundo.
Un poeta te habla en versos cuando te ama,
Te reclama con rojas letras sus desdenes,
deduce tu amor en pétalos de margaritas,
y finge su muerte con puñales de veneno.
Un poeta te invita con la sutileza de palabras,
Y te desecha con pérfidas y asesinas despedidas,
Te entierra en la Patagonia inhóspita del olvido,
O te reaviva en el Vaikunta de lo eterno y lo florido.
Entonces por qué he de callar mi sentimiento,
Mañana se enterarán todos si lloro y es por ti,
Si ayer no le encontraba estuarios a la vida,
Hoy, mi alma enamorada toda entera, está de ti.
Ross.d.d.
Es un manantial puro de fluir constante,
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